lunes, 13 de octubre de 2008

Monstruosos clásicos universales

Hace dos semanas leí la famosa novela de Mary Shalley: Frankenstein. Conocemos de sobra el arquetipo del personaje, quizás por eso me sorprendió: la famosa caracterización del monstruo con frente ancha, piel verde y tornillos en la garganta o en la frente no es original de Mary Shelley. Sólo se recoge su gran estatura y sus ojos desorbitados. Un monstruo noble, piadoso, bondadoso que ha sido abandonado por su creador, se convierte en asesino, cruel y vengativo debido al espanto que despierta entre los humanos y a la falta de cariño. El perfil de Víctor Frankenstein está trazado con un prisma muy romántico, ya que es un ser dolido, fracasado por su empresa deshumanizada que ha realizado dándole vida a un ser horrible. Fascinada, esperaba encontrar cómo Víctor creaba a su criatura en el laboratorio con especial detalle de experimentos, fórmulas, sustancias y tubos de ensayo; pero no fue así. Se prescinde de todo tipo de detalles, que desde mi punto de vista, hubieran sido fantásticos. El cambio de relato y de narradores está muy bien construido. Tal es así, que cuando se empieza la lectura, uno cree que realmente no está leyendo Frankenstein, sino que la se han encuadernado por error los cuadernillos de otra obra con la cubierta de Frankenstein. Ah, por cierto, no da ni el más mismísimo miedo. Y por supuesto, recordar la genialísima adaptación cinematográfica de El jovencito Frankenstein.

Como contrapartida, la semana pasada leí El extrano caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson. Es una auténtica alegoría moral entre el bien y el mal. Debido a la toma de un brebaje químico, el Dr. Jekyll se transforma física en un monstruo horrendo sin ética, moral ni escrúpulos, abandonado a los placeres humanos. Esta dosis no hace sino potenciar y sacar a la luz todo la parte maligna que subyace en la persona del buen Dr. Jekyll, originando la metamorfosis en el cruel Mr Hyde. El relato está perfectamente narrado y escrito. Un estilo elegante y mesurado recorre las páginas del libro. Suspense, intriga, sospecha, misterio... son desveladas en los dos capítulos finales. Me ha gustado muchísimo. Brevedad y calidad literaria aquí sí van unidas de la mano. Puntuación: 5 horripilantes estrellas lectoras.

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